Es un leva con cara que da miedo,
nariz muy larga y con los ojos gatos;
los dedos se le ven por los zapatos,
—le dice ña Pascuala a ñor Alfredo—
Yo no lo bajo unque me rece el credo;
—ni yo tampoco, pos parece, en ratos,
lo mesmo queni aquellos mojigatos
que echamos con escritos... ¡yo no puedo!
En el trapiche le contó a ñor Mora
quél sabe muncho de la Magia Negra,
quél a un cristiano lo convierte en lora.
Sopló un diacuatro que prestó ña Rita,
dijo una cosa en que mentó a la suegra,
y entre sus manos se volvió nadita.