El gallo ese clarín de la primera
luz alza el canto anunciador del día
y la gente devota en romería,
invade la polvosa carretera.
La viuda, la casada y la soltera
conducen sus promesas y en la vía
refieren los milagros a porfía
que el Cristo de Esquipulas les hiciera.
Aquella porta un corazón de plata,
promesa que nació de unos amores
que echó por tierra la traición de un suegro.
Y la otra se curó una catarata,
lleva un ojo, hecho de oro, y unas flores
en pago del milagro al Cristo Negro.