Pero
Empieza el mes donde empiezo a flaquear, donde sé que podría fallar.
Y es que, aún con rencor en mis yemas; se aviva una llama de dulces estelas.
Los recuerdos brotan, con memorias de distopías futuristas, a cuentos de humanos enfermos; unos de salud y otros de rencor.
Donde se encuentran con semejantes en miradas, pero no con la estatura de estar cara cara.
Me embriagué en los últimos momentos, donde las mentiras crecían y me ponías la corona, tanto de oro como de espinas.
Ya no busco ni creo en responsables; tu vida es la que estaba por delante.
Por supuesto que te adoro, no como reina ni deidad, sólo como una flor a la cuál le dediqué mucho mi mirar.
Mi corazón, que creí espinoso, fue, es y será abrazado por incontables estaciones más.
Nos creí eternos en una efímera burbuja de cristal.
Lo quise todo a tu lado y ahora sólo quedan los restos del pasado.
Volverás y esta vez, yo soy el que teme acertar.