A Aída Bonelly
El tiempo niño
—De la noche salgo, de su vientre dorado, para dar cuenta y fe
He caído en la hondura donde todo… No hay arriba ni abajo, solo ardor que consume las formas, que no deja muros en pie. Todo lo que fui se recoge en un gr…
Protégeme, Señor, mientras transi… por la asechanza del mundo, la carne es río olvidado de su cau… y la luz se desparrama como trigo… Mírame, Señor, que callo
Espíritu: materia que se borra. Espíritu: materia que se crea.
Señor, ¿por qué se ha acrecentado el núme… de mis enemigos? Muchos son los que ahora se alzan… Ellos están diciendo de mi espírit…
No soy yo quien danza: el viento en la llama, pulsación que oscila entre las ete… No hay sombra que guarde mi nombre ni muro que detenga este incendio.
Yo, que no tuve nada... un hombre… el mineral que abona los caminos, arrebol trastornado, sementado: escribo. Yo, que no tuve nada... ¡Oh alaba…
En las dos largas filas de escolar… solemnes, al pie de la bandera, tú la primera, yo el primero. No supo nadie, ni maestro ni alumno aprovechado,
Se planta el día de fiesta y bajo el arco del cielo vamos a pasar la tarde en charlas... con nuestro abuelo: viejo-niño que nos lleva
Duérmete, niño, duérmete, duerme... ¿Qué tienes, niño, que no te duermes? —Madre, yo quiero
Donde estoy no se oye nada, no se palpa nada que no sea hermoso. En los objetos, y en sus formas
Caballito, caballito, caballito; caballito, caballito trotador: en tu lomo tú me llevas, caballito… caballito trotador. Mi caballo tiene el pelo colorado;
—Mírame, desnuda, temblando bajo el frío. —Óyeme, desnuda, comiéndome los párpados. —Como al infinito, como al vasto a…
Tener tu gracia, tu encanto —bastón y pipa y vejez—, es la profesión que a mí siempre me gustó tener. Mas dices: «Entre tú y yo
Húmeda mañana. Juntos, triscando como cabritos, dirigiéronse al pozo común de los… En su mano cada quien apretaba una… (doble y redonda;