"La vida no es la que vivimos, sino como la recordamos para contarla"
Gabriel Garcia Marquez
Fuimos, ya no somos más, ni seremos más, pero estuvimos y fuimos.
Fuimos el amor soñando del otro durante largo tiempo, que en retrospectiva, parece no haber sido suficiente y a veces parece que fue demasiado.
Fuimos también, la manera de aprender que los sueños si pueden cumplirse, empero, que también estos pueden finalizar.
Fuimos la persona más importante para para el otro durante muchos años de nuestras vidas.
No había nadie que me quisiera más que tú, no había nadie que me entendiera más que tú.
Y podría asegurar que no había alguien que te quisiera más de lo que yo te quise, que no había alguien que te entendiera más de lo que yo lo hice.
Ambos experimentamos juntos la majestuosa sensación del amor correspondido, el amor joven, el amor salvaje e intenso que se manifiesta de manera tan poderosa, que te da la inigualable sensación de estar en lo más alto, como si pudieses volar y dejar abajo en la tierra todo el sufrimiento y los problemas mundanos, pero, al igual que Ícaro, después de tocar el cielo brevemente, terminamos en una estrepitosa caída.
Resulta bastante ironico, y quizás un poco cruel que los sentimientos más dolorosos tengamos que vivirlos con la misma persona que vivimos los sentimientos más dulces y sublimes.
Tal vez nos conocimos demasiado pronto.
Me encontraste muy joven, inmaduro e inexperto en las cosas importantes de la vida.
Yo también te encontré demasiado temprano a ti. Que cosa tan problemática resulta la impuntualidad.
Aun así, fue preferible perderte después de haberte amado, que no haberte amado nunca.
Si tuviera la elección de volver a vivir todo, aún conociendo el final, elegiría volver a vivirlo. Te elegiría de nuevo sin dudarlo.
Te experimentaría una vez más, sin importar que todo se termine y que ambos acabemos convertidos, como ahora, únicamente en el pasado del otro.
¿Y que es el pasado? sino una suerte de memorias acumuladas, una colección de eventos ya transcurridos que solo persisten mientras exista alguien los conserve en sus recuerdos, y al no haber nadie que que lo recuerde, automáticamente pasan a la no existencia.
La palabra “recordar” proviene del latin “Re” y “Cordis” que significa volver a pasar por el corazón; volver a sentirse como en ese instante ya vivido.
¿Cuantas cosas no habremos vivido juntos en todo ese tiempo que ahora ninguno de los dos recuerda?
Momentos que a pesar que sucedieron, por el hecho de haber sido olvidados, ahora yacen enterrados en el cementerio de la nada.
¿Nos seguiremos recordando en el futuro?
¿Volveremos a pasar por el corazón del otro?
Y si tú ya me olvidaste, podría asegurar que es como si nunca hubiésemos estado juntos.
Y yo que aún te recuerdo, solo podría decir que fuimos, aunque ya no somos más ni seremos más, solo estuvimos y fuimos.