#EscritoresEspañoles
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Hace unos minutos que ha recibido la llamada, y desde entonces no ha soltado el… Qué tristes son las lágrimas de un viejo,
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada