Cuando la ardiente luz de la mañana
Tiñó de rojo el nebuloso cielo,
Quiso una alondra detener el vuelo
De mi alcoba sombría en la ventana.
Pero hallando cerrada la persiana
Fracasó en el cristal su ardiente anhelo
Y, herida por el golpe, cayó al suelo,
Adiós diciendo a su quimera vana.
Así mi ensueño, pájaro canoro
De níveas plumas y rosado pico,
Al querer en el mundo hallar cabida,
Encontró de lo real los muros de oro
Y deshecho, cual frágil abanico,
Cayó entre el fango inmundo de la vida.