Yo era la rosa que, en el prado am… Abrí mi cáliz de encendida grana, Donde vertió sus perlas la mañana, Como en un cofre de perfumes lleno… Del lago azul en el cristal sereno

Amo el bronce, el cristal, las por… Las vidrieras de múltiples colores… Los tapices pintados de oro y flor… Y las brillantes lunas venecianas. Amo también las bellas castellanas…

Bajo el dosel de gigantesca roca Yace el Titán, cual Cristo en el… Marmóreo, indiferente y solitario, Sin que brote el gemido de su boca… Su pie desnudo en el peñasco toca

Abierta al viento la turgente vela Y las rojas banderas desplegadas, Cruza el barco las ondas azuladas, Dejando atrás fosforescente estela… El Sol, como lumínica rodela,

Un cielo gris. Morados estandarte… Con escudo de oro; vibraciones De altas campanas; báquicas cancio… Palmas verdes ondeando en todas pa… Banderas tremolando en los baluart…

Mi corazón fue un vaso de alabastr… Donde creció, fragante y solitaria… Bajo el fulgor purísimo de un astr… Una azucena blanca: la plegaria. Marchita ya esa flor de suave arom…

Frente al balcón de la vidriera ro… Que incendia el Sol de vivos resp… Mientras la brisa de la tarde arro… Sobre el tapiz de pálidos colores, Pistilos de clemátides fragantes

Yo no amo la mujer, porque en su s… Dura el amor lo que en la rama el… Y mi alma vistió de eterno luto Y en mi cuerpo infiltró mortal ven… Ni con voz de ángel o lenguaje obs…

Madre, los muertos oyen mejor: ¡sonoridad celeste hay en su caja! A tí pues este libro de intimidad, de amor, de angustia y de misterio… murmurado en voz baja...

Noemí, la pálida pecadora De los cabellos color de aurora Y las pupilas de verde mar, Entre cojines de raso lila, Con el espíritu de Dalila,

Tabernáculo abierto de dolores Que ansía echar el mundo de su sen… Como la nube al estruendoso trueno Que la puebla de lóbregos rumores; Plácenme tus sombríos corredores

Perdió mi corazón el entusiasmo Al penetrar en la mundana liza, Cual la chispa al caer en la ceniz… Pierde el ardor en fugitivo espasm… Sumergido en estúpido marasmo

Nunca te conocí, mas yo te he amad… Y, en mis horas amargas de tristez… Tu imagen ideal he contemplado Extasiándome siempre en su belleza… Aunque en ella mostrabas la alegrí…

¡Qué tristes son las horas! Cual… De ovejas que caminan por el cielo Entre el fragor horrísono del true… Y bajo un cielo de color de estaño… Cruzan sombrías en tropel huraño,

No me habléis más de dichas terren… Que no ansío gustar. Está ya muer… Mi corazón, y en su recinto abiert… Sólo entrarán los cuervos sepulcra… Del pasado no llevo las señales