Amor secreto, gracia esclarecida,
calor de luna en la apretada sombra;
dulce se hace el labio que te nombra
y albea de nuevo la agrisada vida.
Nos torna a dar la rosa ya vencida
ternura y mimo –vegetal paloma–
y anda en cielo y en mar, vuelo y aroma,
la cifra de la senda ya elegida.
Se ata en la sangre indestructible lazo
apretado en el sueño y el abrazo,
por tibio pulso y realizada suerte.
En sólo un cauce dos ardientes ríos.
En campo ya de los luceros fríos,
un solo ritmo y una sola muerte.