Juana de Ibarbourou

En el alba

¿Qué flauta sin flautista canta al día,
desde la cima de su luz difusa?
Aquí, brumosa orquídea de medusa.
Allá albor inicial y melodía.
 
Junto a mi corazón la dura vía
por donde vas y vuelves. La confusa
ruta y maraña. La doliente, ilusa
presencia de tu ensueño y mediodía
 
La esmeralda flameante en la mañana,
la rosa casta de reciente grana,
el girasol de flava arquitectura,
 
la tarde apaga. Pero tú regresas
y en la mano de fiebre que me besas
está, brasa secreta, la ternura.
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