Borriquillo blando de la Virgen María,
manso borriquillo que llevó a Jesús
con su Madre santa, que el Egipto huía,
una noche negra, sin astros ni luz.
¡Lindo borriquito de luciente lomo!
hasta el niño mío te venera ya,
y dice, mirando tu imagen en cromo:
«¿Es el de la Virgen que hacia Egipto va?»
¡Dulce borriquito, todo mansedumbre:
nunca a tus pupilas asomó el vislumbre
más fugaz y leve del orgullo atroz;
y eso que una noche, sin luna ni estrella;
por largos caminos dejaste tus huellas,
llevando la carga sagrada de Dios!