El áureo hexámetro o la cuaderna vía
domar quisiera para hallar el canto
que abre en mi pecho el signo del encanto
en la primera luz del nuevo día.
¿Cómo decir mi nardo de alegría,
la clara yema del ceñido acanto,
y hasta el hilado treno del espanto
de la paloma que la sierpe espía?
¿Cómo decir el valle, la majada,
el recental de hambre apresurada,
mi aliento, en humo, al frío convertido,
la sensación profunda de la vida
en el lento minuto de la huída
de la noche, ante el sol recién bruñido?