Juan Camilo Vallejo Casella

Espejo Adalid

 
Vida sin vida, tan lúgubre e insípida, se esconde bien lejos.
Luz que destemplas albores tenaces, gigantes y alegres.
Vida, no-vida, gastada y vivida en las lunas agrestes,
tantas llanuras y tantas pendientes... gastados consejos.
 
Yo no reparo de verme al espejo tirano y bermejo,
gualdo y zafiro, tan puro y mestizo, sensato y mezquino.
Noche que vengo y tan noche que soy con mi propio pellejo,
noche adalid de brillantes estrellas de extraño destino.
 
Soy sólo un trémulo andar bien perdido en este hado sin tino.
Yo soy la pérfida angustia serena que baila pomposa.
Sólo un aullido que crece en su brío y se torna estallido,
 
muere a sí mismo acabando con todo por poco o extenso,
rompe con todo lo vivo y lo muerto y lo lleno de mierda.
Soy mi suicidio de todos los días al verme al espejo.

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