La derrota del tiempo.
Procuro olvidarte,
pero solo encuentro el eco de tu ausencia,
el peso de los lamentos que me atan
y el castigo eterno de haberte perdido.
A veces te veo,
pero es tu reflejo el que persiste,
dejando su huella imborrable en mi alma.
Algo en mí aún quisiera rogarte,
pero mis rodillas ya arden
de tanto buscarte en la ceniza.
Jugamos a la derrota,
y el único vencedor fue el tiempo,
que se burla del vacío que habita en nosotros.
Te repites hasta creértelo:
“lo nuestro nunca pudo ser.”
Pero en este juego no hay victoria,
perdimos los dos.
Yo, porque fuiste el amor más grande
y ahora no encuentro la salida.
Tú, porque perdiste a quien más te amó.
Y en las noches, cuando el silencio me obliga a pensar,
comprendo que el verdadero perdedor fuiste tú.
Porque yo, algún día, volveré a amar como te he amado,
pero tú jamás encontrarás a alguien
que te ame como yo te amé a ti.
