Arcipreste de Hita

De cómo el Arçipreste fue enamorado

Assí fue que un tienpo una dueña me prisso,
de su amor non fui en ese tienpo repiso:
sienpre avía della buena fabla e buen riso,
nunca ál fizo por mí nin creo que fazer quiso.
 
Era dueña en todo e de dueñas señora;
non podía ser solo con ella una ora:
mucho de omne se guardan allí do ella mora,
más mucho que non guardan los jodíos la Tora.
 
Sabe toda nobleza de oro e de seda,
conplida de todos bienes, anda mansa e leda;
es de buenas constunbres, sossegada e queda,
non se podria vençer por pintada moneda.
 
Enbiél esta cantiga, que es deyuso puesta,
con la mi mensajera, que tenía enpuesta;
dize verdat la fabla que ¡la dueña conpuesta,
si non quiere el mandado, non da buena repuesta.
 
Dixo la dueña cuerda a la mi mensajera:
¡Yo veo otras muchas creer a ti, parlera,
e fállanse ende mal; castigo en su manera,
bien como la rapossa en agena mollera!
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