No me mirarán diciendo: «¿Qué eres?»,
No me mirarán diciendo: «¿Qué eres?»,
sino sin curiosidad y noblemente.
Porque yo seré también de los quietos,
y ya no tendré difíciles los pensamientos.
Mis ojos serán, tranquilos, los suyos.
Los miraré sin preguntas, uno en lo uno.