La perra de que te hablo, Platero, es la de Lobato, el tirador. Tú la conoces bien, porque la hemos encontrado muchas veces por el camino de los Llanos... ¿Te acuerdas? Aquella dorada y...

La media puesta de sol tiñe con su grana de oro mi otro medio corazón.

¡Allá va el olor de la rosa! ¡Cójelo en tu sinrazón! ¡Allá va la luz de la luna!

Tú, lo grande, anda, descansa en honor de lo pequeño; que su mundo está en su hora y tu hora es el universo.

Señor, matadme, si queréis. (Pero, señor, ¡no me matéis!) Señor Dios, por el sol sonoro, por la mariposa de oro, por la rosa con el lucero,

Nacía, gris, la luna, y Beethoven… bajo la mano blanca, en el piano d… En la estancia sin luz, ella, mien… morena de la luna, parecía más bel… Teníamos los dos desangradas las f…

Ante mí estás, sí. Mas me olvido de ti, pensando en ti.

Todas las rosas son la misma rosa, amor, la única rosa. Y todo queda contenido en ella, breve imajen del mundo, ¡amor!, la única rosa.

Abril venía, lleno todo de flores amarillas: amarillo el arroyo, amarillo el vallado, la colina, el cementerio de los niños,

¡Yo solo vivo dentro de la primavera! (Los que la veis por fuera, ¿qué sabéis de mi centro, qué sabéis de su centro?

Subes de ti misma, como un surtidor de una fuente. No se sabe hasta donde

Se vistió la nieve de vagos carmines. ¿Me quieres?- me dijo ¡Te quiero!- le dije. Me besó en la boca

Por fuera luz de plata, por dentro fuego rojo, como los cuerpos mundos del eterno tesoro.