Estavas, Isifle, allí vergoñosa,
vendiendo la vida de tu buen marido,
de ricos collares tu seso vençido,
quisiste ser biuda, más non deseosa.
¡O siglo nuestro, edat trabajosa,
si fallarían los que te buscasen
otras Isifles que desseassen
dar sus maridos por tan poca cosa!