Pues vimos al fijo de aquél que sobró
por arte mañosa más que por estinto
los muchos reveses del grand Laberinto
y al Minotauro a la fin acabó;
la buena Ipermestra nos aparesció,
con vulto más pio que toda la Greçia,
e, sobre todas, la casta Lucreçia
con esse cuchillo que se desculpó.