José Manuel Marroquín

El cauce del río

Baja de la montaña un claro río
Que de entre peñas escondidas brota,
A alegrar con su voz las soledades
Y á ser de la llanura orgullo y pompa.
 
Descendiendo unas veces atrevido
Desde los riscos á las simas hondas;
O las rocas salvando que se aferran
Para cerrarle el paso, unas á otras;
 
O penetrando con violento empuje
Por entre angostas sendas tortuosas,
Por donde á su pesar paso le dejan
Incontrastables y apiñadas rocas,
 
Purifica sus aguas; en espuma
Alba y ligera su raudal trasforma,
O, en lluvia sutilísima trocado,
Riega las plantas que su margen ornan;
 
Ostenta noblemente su pujanza
Ejercita sus fuerzas portentosas;
Con enemigos dignos de él combate,
Y, como fuerte, en batallar se goza.
 
A derecha y á izquierda ve guirnaldas
Y gallardos festones y coronas
Y arcos gentiles, que en las dos orillas
Plantas lozanas é infinitas forman.
 
Al estrellarse y al saltar, las aguas
De ellas suspenden cristalinas gotas,
Que trémulas relumbran cual diamantes
Entre sus tiernas y pulidas hojas.
 
Musgo tupido de colores varios,
Ya pardo y seco sobre piedras toscas,
Ya tierno y verde sobre el blando césped
A sus márgenes tiende rica alfombra.
Préféré par...
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