Luis Maria Tendla

“Romancillo de la buenaventura”

¡Quítate las gafas, niño!...
Deja que vea en tus ojos...
lo que se esconde en tu alma.
¡Mírame a la cara, niño!...
Para que vea en tus ojos
lo que oculta tu mirada.
 
Veo dos mujeres...
—dijo la gitana.
La una te quiere...
la otra te ama...
y un corazón negro,
que cosa tan rara...
 
Quien quiera saber...
que intente ver...
lo que oculta tu alma.
Que se asome al precipicio,
negro abismo...
que hay detrás de tu mirada.
 
Eres el diablo...
¡Deja que me vaya!
¡No quieres a nadie!
¡Apártate! ¡Aparta!
En que mala hora
quise saber nada...
 
Maldita sea la hora
que te cruzaste en la plaza...
Ojalá que yo pudiera...
que mi mano no temblara,
para exhortarte a que salgas
y abandones tu morada.
 
Marcha con Dios señorito...
aparta de mí tu mirada...
que tu alma emponzoñada
se asoma al calor de la sangre
que ya siento sobre mi casa...
¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué pasa?
 
¿Por qué llenas de ponzoña...
mi alma, mi casa, mi almohada?...
¿Por qué no marchas y dejas,
que en paz vivan nuestras almas?
¡Maldita sea la hora!...,
que te cruzaste en la plaza...
 
Aprovechando el momento
acabaste con mi vida...
tan solo con una mirada...
¡Quítate las gafas, niño!...
Deja que vea en tus ojos,
lo que se esconde en tu alma.

Otras obras de Luis Maria Tendla...



Arriba