José Luis Hidalgo

Caballo

CABALLO, siempre hijo, nieto de caballos,
padre de dulces potros engendrados en vientres
y engendradores de engendradores en un tiempo
sin mí cuando mi corazón sea un astro perdido.
 
Hermosa bestia dura, la antigua tierra pisas
como si el viejo Dios para ti la creara,
porque eres vida ardiente y párpado vibrante
que brillas como un látigo contra los verdes céspedes.
 
Se escucha en el silencio tu sangre rumorosa
como un mar armonioso que por dentro cantara
y en la noche del mundo tu relincho se eleva
como un cálido chorro que a las estrellas quema.
 
Como piedra instantánea paraliza tu cuerpo
un rumor de raíces que en la tierra se hunden...
¡Pero de pronto escapas!, bajo la luna roja
huyes como una lanza pisándote la sombra
que sobre la llanura se posa como un ala
mientras se enorgullece la humilde yerba fina
de tu seca pisada tan firme como el trueno.
 
Caballo, siempre hijo, nieto de caballos,
padre de dulces potros engendrados en vientres
y engendradores de engendradores en un tiempo sin mí
cuando mi corazón sea un astro perdido.

(1945)

El caballo es vida ardiente y párpado vibrante, sangre rumorosa.

#EscritoresEspañoles de El libro de los animales

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