José Joaquín Palma

José Joaquín Palma

José Joaquín Palma Lasso (n. el 11 de septiembre de 1844 en San Salvador de Bayamo, Cuba – m. el 2 de agosto de 1911 en Ciudad de Guatemala, Guatemala) es el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala Guatemala Feliz, cuya música es de Rafael Álvarez Ovalle.

José Joaquín Palma Lasso (n. el 11 de septiembre de 1844 en San Salvador de Bayamo, Cuba – m. el 2 de agosto de 1911 en Ciudad de Guatemala, Guatemala) es el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala Guatemala Feliz, cuya música es de Rafael Álvarez Ovalle.

Durante un tiempo residió en Guatemala. El autor de la letra del Himno Nacional, permaneció en el más profundo misterio hasta el 25 de julio de 1911, pues Palma antes de morir, reveló su secreto, de que él era el autor de la letra de dicho poema convertido en himno.

Referencias

Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/José_Joaquín_Palma


“Ya hemos esbozado en otra parte de este trabajo, observaciones que necesariamente tenemos que relacionar con esta, la más intensa y notable vocación de Palma, aunque no su consagración más importante y básica, como demostraremos más adelante.

“Hemos afirmado que en la poesía de Palma hay tanta sinceridad de sentimientos e ideología, como no es fácil encontrar en muchos poetas. Y estamos tan profundamente convencidos de ello que, con verdadero espíritu de investigación histórica, hemos acudido a sus poemas, como se puede acudir a cualquier otro documento cualificado, con la certeza de captar estados psicológicos, de sorprender preocupaciones, etc., del espíritu y del hombre. Y nos sentimos imbuidos de esa seguridad porque, pensar de otro modo seria desmentir el carácter y el temperamento de José Joaquín Palma, cuyos rasgos más destacados acabamos de trazar.

“Alguien ha dicho que es la poesía la forma más adecuada para la expresión del pensamiento, opinión que nosotros no compartimos, pero que es muy fácil que Palma compartiera, en lógica correspondencia a definidos impulsos vocacionales que desde temprana edad se manifestaron avasalladoramente en el. Palma nació formidable versificador, dotado de singular destreza para combinar las palabras bellamente y en forma rimada. Luce tan vigorosa esta facultad, al largo de toda su vida, que no cabe exageración cuando afirmamos que en paralelismo singularmente fiel con el aumento de su cultura, se fue haciendo en el más notable la facilidad de versificación, hasta el punto de que, en muchas circunstancias de su vida, el genial bayamés tiene que haber pensado en versos con la misma normalidad con que el hombre promedio piensa en palabras. Y no es la que antecede, una mera suposición del que escribe, porque la más fehaciente prueba de ello la tenemos en la reiterada referencia de cuantos le conocieron, de que casi la mitad de la producción de Palma fue producto de la improvisación forzada por las apremiantes demandas y urgencias de los que, en salones y fiestas demandan versos con la misma inconsciencia con que se reclama el servicio de una copa de vino.

“Hombre de tamaña capacidad versificadora y de extroversión tan vigorosa, no es fácil que en momento alguno tuviera el deseo o la capacidad de encubrir o adulterar sentimientos y pensamientos que reclamaban la vía del verso para su exterior canalización. Y si la expresión poética era la vía más fácil y fiel de manifestación de su espíritu, no hay duda de que en las estrofas de sus poemas fue volcado todo el rico acervo de su corazón.

“Pero también hemos afirmado que el verso fue para Palma cosa distinta a lo que es para otros poetas. Para muchos, el verso es forma de exteriorización que reclama gran esfuerzo para aderezar los pensamientos y emociones, vía laboriosa, parto difícil. Para Palma no. Para Palma sentirse saturado de emoción, concebir una idea, experimentar una pasión y tratar de exteriorizarlas de inmediato, con urgencia casi terapéutica, era lo que constituía una necesidad.

El camino más fácil y asequible a su temperamento era el verso, y por ese ventanal, que para el era puerta de amplios contornos, se externaba todo su mundo interior, modo único de que cediera la agobiante tensión interna que le dominaba. De ahí que Palma no fuera un burilador del verso, ni un rebuscador de preciosismos, ni un métrico minucioso. La mente de Palma se resistió a la posibilidad, tan natural y lógica para otros, de invertir meses, años o más largos períodos de tiempo rebuscando las palabras de un soneto o puliendo el contenido de una estrofa. Para el, sentir, pensar y versificar eran términos sucesivos y siempre vinculados a las más cortas unidades de tiempo. Jamás le vieron sus hijos, ni sus allegados, ni sus amigos, enfrascado en prolongadas sesiones de esfuerzo poético.

 Lejos de eso, toda su producción, que puede ser catalogada en dos grandes grupos, es fácilmente reducible a uno solo: a un repentismo genial, a un improvisatorio crear. Veamos como. Los versos que Palma sintió necesidad de hacer forman un grupo; el otro, es el grupo de los versos que se vio forzado a hacer; en otras palabras, los versos que el produjo espontáneamente y los versos que el improviso.

 Hombre de rápidas y nerviosas voliciones, de fulminante necesidad de exteriorización, cuando produjo un verso fue realmente en un marco psicológico tan improvisatorio, como aquel en que asido y dominado por la emoción de un auditorio entusiasmado, expreso lo que sentía. En un caso era audiencia real, audiencia presupuesta o presentida; pero siempre, en todo caso, lo dominante, lo imperioso fue la premiosidad de exteriorización para alguien que oyera, que comprendiera, que compartiera su mundo interior.

“Existen muchas pruebas de la facilidad improvisatoria de Palma, pero entre todas, se nos ocurre que la más gráfica es una composición que hizo al volver a contemplar a Concha Agramonte, madre de los generales Eugenio y Armando Sánchez Agramonte, y al constatar que, pese a su madurez, seguía conservando los rasgos que hicieron famosa su belleza en los años mozos:

Pierde el ave su plumaje
hermoso y primaveral
y al primer soplo invernal
pierde el árbol su follaje.

Pierde el cielo su celaje
del norte a la faz severa,
el sol extingue su hoguera,
todo en la vida se trunca:
sólo usted no pierde nunca
su florida primavera.

“Quizás si para los conocedores de que Rubén Darío llamó a nuestro poeta "Benvenuto ", es decir, creador de delicados y minúsculos camafeos, luzca poco acertado lo que venimos sosteniendo, ya que, la confección de bellas miniaturas, casi siempre supone esfuerzos laboriosos concordantes, por parte del autor. Pero el calificativo no viene más que a traernos la confirmación de la genialidad versificadora del hombre, que, a pesar del repentismo vigente, pudo dar origen a sonoros arpegios y a maravillosas sutilezas poéticas.

“Cuando se tiene la exacta noción de lo festinado de la producción poética de Palma, poco valimiento alcanzan los juicios críticos -no importa lo respetable de la fuente de su procedencia- que, juzgando escuetamente la forma de los versos, descubren alguna que otra deficiencia métrica o algún descuido en la expresión. Si el analista ve más allá de la forma y hurga en el conjunto de circunstancias en que aquellos poemas adquirieron vida y resonancia, descubrirá que lo que luce deficiencia y lo es en la pureza de la forma, debe ser, a la postre, un motivo más de admiración. Porque lo notable de Palma está justamente en los pocos yerros que cometió en comparación a los muchos en que pudo y debió haber incurrido, a tenor con la pertinaz falta de sedimentación de su producción poética. Otro, en igualdad de circunstancias, hubiera cometido más errores; él, produciendo reposadamente, con tiempo y madurez, habría logrado cumbres de perfección.

“Aparte de que el temperamento de Palma, lo rebuscado, lo demasiado pulido, lo artificial, al cabo, era como darle prisión de oro al ave canora de su pensamiento, hecho a batir el ala libremente en el mundo infinito de su sensibilidad; hay otra consideración que no puede escaparse a quien juzga críticamente al poeta. Es muy distinto el hombre que hace de su capacidad poética, punto de apoyo de su proyección laboriosa y económica, que el hombre que encuentra en esa vocación, forma de complemento, de satisfacción íntima; actividad circunstancial por tanto, si se la compara con actividades que se consideran cotidianas, medulares, porque de ellas depende el diario subsistir.

Palma pertenece al grupo de los últimos. De él puede decirse con justeza, lo que dijera de sí mismo Pedro Mata, en frase tan manoseada ya, que si no fuera por su precisión expresiva, tendríamos el desgano de repetirla: "Hizo prosa por ganar la vida y produjo versos para darse gusto." Quien no vive del comercio del verso, quien sólo encuentra en la poesía canalización a los propios sentimientos, forma de complacer a los seres queridos, imán que ejerce su atracción en los salones elegantes, medio de despertar emociones femeninas; no se dedica a trabajos de estilización y perfeccionamiento que están tan reñidos con las circunstancias antes apuntadas como para invalidarlas totalmente.

“Es curioso, sin embargo, que no siendo la poesía dedicación principal de Palma, haya tenido su producción poética tan absorbente vigor, como para opacar los que fueron sus esfuerzos más serios y constantes, y por lo tanto, encaminados hacia la más definitiva perdurabilidad. Se piensa en José Joaquín Palma, y a la mente de todos, acude el poeta del Sesenta y Ocho; no acude el patriota, no acude el líder de la libertad ni el revolucionario: no acude el amigo leal y el padre tierno. Y ello, por encima de todos los pronunciamientos críticos negativos, es a decirnos, el valimiento de sus poemas. Desde el punto de vista crítico mucho se ha opinado de la obra poética de Palma. De todo ello hemos recogido los más destacados criterios volcados en periódicos, libros y revistas, casi todos editados en el último cuarto del pasado y primer decenio de este siglo.

“Ramón Rosa, gran amigo del bardo, advierte, en el prólogo del libro de sus versos editado en Tegucigalpa:

“Diría mal si dijese  que Palma no carece de descuidos en sus composiciones, pero diré bien si digo que la forma, que la expresión que sabe dar a sus poéticos pensamientos, por lo peregrino, por lo delicada, es casi indefinible, casi imposible de sujetarla a los consagrados calificativos del arte... Palma hace poesías cuando la amistad le pide sus versos con instancia, o cuando la voz interior de la inspiración embarga toda su alma y se ve obligado a darle salida, para su propio desahogo y para común solaz de sus amigos.

“Semejante señalamiento hace la pluma autorizada y afectuosa de Martí, cuando en misiva halagadora lo expresa con la delicadeza característica en él y coincide en este extremo con Rosa, como lo demuestran estos párrafos de su carta:

“...Palma amigo: Te devuelvo tu libro de versos..., tú, Palma, habrías sido aeda en Grecia, scolder en Suecia, trovador en España, rimador de amores en Italia. ¡Rimador de amores! Tú eres de los que leen en las estrellas, de los que ven volar las mariposas, de los que espían amores en las flores, de los que bordan sueños en las nubes... Comprimida en la forma, habrá un momento en que la dureza del lenguaje no esprese(4) bien la delicadeza de tu espíritu. Aquí un consonante, allí un pie largo: la fragua no está templada siempre a igual calor. Pero estas cosas que te las diga un crítico. Yo soy tu amigo.

“Y ya en el camino demostrativo y probatorio de las características del poeta, vamos a transcribir parte de la carta de Palma a Martí adjuntándole su libro ya impreso, de Poesías, para ratificar lo improvisatorio de la producción del rimador bayamés, al mismo tiempo que observar un detalle de la íntima amistad de tan gloriosos cubanos:

“Tegucigalpa, 3 de enero de 1883.

“Sr. Dn. José Martí. Brooklyn.

“Mi querido amigo: hace algunos meses te escribí a Venezuela creyéndote allí, de cuya carta no recibí contesta. Más tarde supe por Adriano Páez que estabas en New York, pero por ignorar tu dirección no te había escrito. Hoy lo hago enviándote el volumen de mis Poesías: Acéptalo como el recuerdo cariñoso de tu fiel admirador y constante amigo. Crombet me entregó tu "Ismaelillo" que es un ramillete de amor, una maravilla de arte. Deseo que me digas tu opinión sobre mi libro de poesías. Casi todas las he reformado no son las mismas que viste en  Guatemala

“José María Chacón y Calvo, en interesante conferencia leída en el Ateneo de La Habana, con motivo del centenario del nacimiento del bardo bayamés, lo define así:

“Hubo en Palma un poeta circunstancial, un poeta de lo ocasional. Pero hubo otro de bien distinto linaje. El uno es el de las fáciles improvisaciones, del ingenio repentino y agudo. Es entonces el verso fácil, la palabra oportuna, imperiosa; pero estamos lejos de la emoción poética. Siempre sentiremos la música del verso, el agudo ingenio de la palabra... Hay una décima de Palma, una espinela delicada(9) de gran fineza descriptiva, que ofrece no sólo la musicalidad del verso, tan característica en la obra de Zorrilla, sino esa pincelada rápida y certera que tan cabalmente distingue al poeta de los Cantos del Trovador.

“Y continúa el doctor Chacón y Calvo:

“Hay aquí verbo sonoro y colorista, fuerza evocadora y también hay una emoción suave, un tono de quejumbre, una melancolía serena que envuelve al paisaje y a las almas... Este es el arte, esta es la poesía de Palma. Canción suave, de fresca musicalidad, empapada en una emoción vaporosa y tenue.

“Una bella crónica, firmada por el príncipe de los poetas: Rubén Darío, dice, comentando la edición de los poemas de Palma:

“...Canta la gloria del paladín que conduce sus huestes victoriosas, la hermosura triunfante de la dama blanca y gentil. Tiene el don de hacer derramar las preciosas lágrimas de la mujer. Es el preferido en el festín, en la velada, junto al hogar dorado de fuego y en la cacería que llena el monte con el balalí y el son del cuerno cinegético. ¿En qué consiste su triunfo?

“En el don sinfónico, en la música de la estrofa, lengua que entiende el alma. Hay unos poetas que son para cantar sobre los altos escarpes y peñascos rudos, frente a las enormes cascadas, madres del iris, bajo las negras nubazones preñadas de truenos. Esos son los que tienen las arpas roncas y sonoras y los épicos clarines de bronce que dan las claridades soberbias. Hay otros poetas que poseen la miel de la vida en su armonía victórica, que dan al corazón consuelo y claridad, amantes del alba, del trino, del arrullo, celebradores de ardientes pasiones, de los besos, de los oarystis, de los nidos de las palomas y de las fiestas de la primavera. Palma es de ésos. Su estrofa es como la alondra, fresca, matinal; sube en vuelo rápido, va allá arriba, a derramar sus perlas armoniosas, y cuando baja, busca la boca en que embriagarse de dicha o el seno rosado y tibio en que dormir... Palma posee en cada estancia rumores de su río y de su bosque, ecos de su pueblo natal.

En ocasiones canta el patriotismo, ofrece himnos a la libertad, y la musa de los amores y de las serenatas, grácil, lánguida y bella, se coloca sobre su pedestal de acero. Es como esas Venus que están desnudas sobre el lomo de los leones. En cuanto a su arte, en cuanto a su delicadeza, baste decir que en nuestras letras americanas está reconocido como el Benvenuto del verso. No martiriza la idea por la perfección musical, antes bien, ella canta en la jaula de la estrofa, como un ave contenta. Palma es un hijo de Zorrilla que ha viajado mucho por Europa. Su madrigal está escrito con guantes. Nadie lo vence en las poéticas galanterías. Sobre la clara y limpia fuente de su poesía, mueve sus alas de cristal la libélula ilusión...

“Pero tenemos otra rubeniana definición del poeta, ésta inspirada en el minuto fugaz en que ambos compartían y evocaban a Cuba:

ya de un corintio templo cincela una metopa,
ya de un morisco alcázar el capitel sutil,
ya como Benvenuto, del oro de una copa
forma un joyel artístico, prodigio del buril.

Pinta las dulces gracias, o la desnuda Europa
en el pulido borde de un vaso de marfil,
o a Diana, diosa virgen de desceñida ropa,
con aire cinegético, o en grupo pastoril.
La musa que al poeta sus cánticos inspira
no lleva la vibrante trompeta de metal,
ni es la bacante loca que canta y que delira,
en el amor fogoso, y en el placer triunfal:
ella al cantor ofrece la septicorde lira
o, rítmica y sonora, la flauta de cristal.

“Debemos a la gentileza de los amigos Rogelio y Francisco Palma, hijos ejemplares del poeta, varios poemas inéditos que insertaremos en el apéndice de este trabajo. Pero deseamos incluir, como parte de este capítulo, algunas estrofas de dos composiciones, inédita una, publicada ya la otra, por la particular significación que ambas tienen como jalonadoras de dos momentos cruciales de aquella existencia. Ya muy enfermo Palma y en el que habría de ser su lecho de muerte, escribió su última poesía, "La Locomotora" (Himno), en circunstancias fáciles de adivinar para cuantos nos escuchen. De ella son estas estrofas, último aliento sonoro - y aun optimista - de la alondra ya mortalmente herida:

¡Salve! patria afortunada
porque hoy llega vencedora
la veloz locomotora
a tu hermosa capital:
Cómo luce decorada
de festones y banderas,
por la música arrullada
del vapor y del metal;
    y su frente coronada
    por la enseña del quetzal.

Ya se viene suavemente
como un cisne sobre el agua;
ya remeda la corriente
del Motagua bullidor
o ya en rápida carrera
con estrépito rugiente
cruza el túnel, salva el puente
en frenético temblor,
    ostentando en su alta frente
    la bandera bicolor.

Guatemala está de fiesta:
se saludan los dos mares
Y olorosos los pinares
dan al viento su canción.
Hoy el Presidente en nombre
del trabajo y del derecho,
de su triunfo satisfecho,
rinde un lauro a la nación
    con la banda sobre el pecho
    y la fe en su corazón.

“Y cuando en febrero de 1903 vino a la patria amada, el inspirado bardo, presintiendo ya la proximidad de su fin, compuso un poema con el título de "Al Regreso", del que vamos a transcribir algunas conmovedoras estrofas, último tributo patriótico de toda una vida consagrada a cantar su amor a Cuba:

Sobre la cubierta a solas:
bajo un cielo ceniciento
    sin estrellas,
y al susurrar de las olas
doy a las alas del viento
    mis querellas.

Con rumbo a Cuba la nave
rompe las aguas pujantes,
    triunfadora
flota el humo, grita el ave,
y se abren blondas brillantes
    en la prora.

............................

todo es vida, luz y aromas...
Aparecen los palmares
    en las faldas
de las más distantes lomas,
como flotantes collares
    de esmeraldas.

Vivir en esas campiñas
y gozar la dicha extrema
    de sus dones,
que dan en mieles sus piñas
y en blanca y cuajada crema
    sus anones.

Y sentir el fresco oreo
en el extenso plantío
    floreciente;
y al lánguido rumoreo
que forma rodando el río
    blandamente.

Así vivir en su ambiente
de aves, flores y armonías
    fue mi anhelo;
fue mi anhelo más ardiente
cuando pasaba los días
    entre el hielo.

¡Salve, oh Cuba, la opulenta!
Tú mi pasión más querida
    y más alta
deja que mi alma sedienta
beba en tu seno la vida
    que me falta.

Mas ya que cercana zumba
la voz de la muerte helada,
    te reclamo,
sólo un sauce y una tumba
cabe la orilla sagrada
    del Bayamo.

“Y nada mejor para cerrar el capítulo sonoro de la vida de Palma que el criterio que él mismo tenía de su poesía, criterio avalorado por el aporte subjetivo que él puede ofrecer como nadie:

¿Qué son mis versos?, tenues rumores,
Leves espumas del manantial,
Ruido de besos, quejas de amores,
Suaves perfumes de los alcores
Y agrestes notas del palmeral.

Sobre las alas de los deseos
Mi pensamiento galanteador,
Llega a los tiempos de los torneos,
De cabalgatas, de galanteos
Y deslumbrantes cortes de amor.

¿Qué son mis versos?, tenues rumores,
Vagos reflejos de un ideal...
Ruido de besos, queja de amores,
Leves perfumes de los alcores
Y agrestes notas del palmeral.

“Y en las "Tinieblas del Alma", que dedica a Antonio Zambrana, dice:

Que en esta lúgubre calma
vienen a ser mis canciones
fugaces exhalaciones
de las tinieblas del alma.”

Referencias

Damisela – www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/palma/vida/poeta.htm




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