(1950)
De "Con las piedras, con el viento"
#Españoles
Blanco, ceñido de luz blanca desde los pies a la cabeza. Vienen de lejos hasta mí, se alzan, me embisten, me rodean. Hacen nacer dentro del alma
Tú que hueles la flor de la bella… acaso no comprendas las mías sin a… Tú que buscas el agua que corre tr… no has de beber mis aguas rojas. Tú que sigues el vuelo de la belle…
Firme, bajo mi pie, cierta y segur… de piedra y música te tengo; no como entonces, cuando a cada in… te levantabas de mi sueño. Ahora puedo tocar tus lomas tierna…
Borra de tu memoria este número de teléfono. 2—6—8—1—4—5—6. Táchalo en tu agenda. Si ahora marcaras este número que…
Mi reino vivirá mientras estén verdes mis recuerdos. Cómo se pueden venir nuestras murallas al suelo. Cómo se puede no hablar
Oh España, qué vieja y qué seca t… Aún brilla tu entraña como una mon… Clavel encendido de sueños de fueg… He visto brillar tus estrellas, qu… andar a tus hombres descalzos, hir…
Aquel que ha sentido una vez en su… no podrá morir nunca. Yo lo veo muy claro en mi noche co… Me costó muchos siglos de muerte p… muchos siglos de olvido y de sombr…
Quisiera que tú me entendieras a m… Sin palabras hablarte, lo mismo qu… Que tú me entendieras a mí sin pal… como entiendo yo al mar o a la bri… Me preguntas, amigo, y no sé qué r…
Hemos visto, ¡alegría!, dar el vie… gloria final a las hojas doradas. Arder, fundirse el monte en llamar… crepusculares, trágico y sangrient… Gira, asciende, enloquece, pensami…
En mí la siento aunque se esconde.… mis oscuros caminos interiores. Quién sabe cuántos mágicos rumores sobre el sombrío corazón deshoja. A veces alza en mí su luna roja
Perdóname. No volverá a ocurrir. Ahora quisiera meditar, recogerme, olvidar: ser hoja de olvido y soledad. Hubiera sido necesario el viento
Se creía dueño del mundo porque latía en sus sentidos. Lo aprisionaba con su carne donde se estrellaban los siglos. Con su antorcha de juventud
Por más que intente al despedirme guardarte entero en mi recinto de soledad, por más que quiera beber tus ojos infinitos, tus largas tardes plateadas,
De todos los que vi (se sucedían fatalmente), de todos los que vi, todos aquellos que solicitaron —de quienes yo solicité—ternura, calor, ensueño, olvido, paz o lágr…
Como la rosa: nunca te empañe un pensamiento. No es para ti la vida que te nace de dentro. Hermosura que tenga