José Alfredo Jiménez

Cuatro primaveras

Déjame que me vaya,
que al fin ya no me quieres,
yo he visto que ojos
ya no me ven igual,
 
y soy tu compañero
de cuatro primaveras,
no quieras engañarme
que puede hacerte mal.
 
Déjame que me vaya,
no esperes la desgracia,
no nos hagamos tontos,
lo nuestro se acabó;
 
convéncete, mi vida,
que no hay amor eterno
y conste que me olvidas
primero tú que yo.
 
El corazón no sabe
cuándo el olvido llega,
pero presiente todo,
el corazón me ha dicho
que nuestro amor tan bueno
se está volviendo malo.
 
Déjame que me vaya,
no esperes la desgracia;
no nos hagamos tontos,
lo nuestro se acabó;
 
pero recuerda siempre
las cuatro primaveras
en que me diste el alma
y en que te di mi amor.
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