Vivo en la escalera entre dos pisos.
Abajo en las noches se oye el ruido, la ciudad, los motores, el andar.
Arriba por las noches se oyen los grillos y la mar, se siente el viento y la humedad.
En mi cabeza veo la tierra blanda de garúa, las plantas negras de oscuridad.
En mis pies el cemento duro de reseco, la noche pálida de luminosidad.
A veces graznan gaviotas, a veces gorjean palomas, a veces entre los pisos, no se donde mirar.
Vivo entre los pisos, a medio cuerpo, a medio amar.