Promesas, las promesas, esos votos
surgidos de las horas más divinas,
que al paso de las horas de rutinas
no serán más que compromisos rotos.
Un día te prometí floridos cotos
y a la postre te di cardos y espinas,
y el ser tu sombra donde tú caminas
solo fue para mí deseos devotos.
Promesas nada más: yo no soy dueño
de mi vida y sus flujos de dinero,
quisiera ser gigante y soy pequeño,
no me fue dado ser siempre el primero.
Pero puedo cumplir mi mejor sueño:
que yo quiero a quien quiero y yo te quiero.