Al fin, Señor, entiendo tu concepto,
yo soñaba y vivía, audaz, mi sueño,
y en él ponía mi voluntad, mi empeño,
trazaba mi camino, ciego inepto.
Ahora juntos, tú vuelas, y yo repto,
vamos juntos, tú enorme, yo pequeño,
vamos juntos los dos, creatura y dueño,
hágase en mí tu voluntad, la acepto.
Hoy, si me encuentras por la vía prohibida,
y tienes que morder, besas y muerdes;
si vas tras mi alma, que es tu consentida,
y le toca perder, juegas y pierdes;
si verdes son las rutas de mi vida,
tú pide verdes, que las quiero verdes.