Día llegará que nuestra intimidad
apagará sus sueños y colores:
verás llegar, mi vida, los albores
de una jugosa y fértil realidad.
Llegará aquel que con su autoridad
regará tus jardines y tus flores.
Ya no seré el amor de tus amores
ni tú la luz de mi felicidad.
Tú serás mi hija y él será mi yerno,
aquel que pudo hacerte sonreír,
y en los dinteles mismos del invierno,
cuando me anuncies que te tienes que ir
yo, reiterándote mi amor eterno,
te daré un beso y te veré partir.