Un silencio agudo se ahoga en aullidos
Toneladas de peso que gritan dolor
El pecho vacío, los ojos llorosos.
Rendido a la vida, la muerte, el amor.
Entre toda la bulla escuchas bien atento
Todos los demonios gritan sin parar,
Y en este silencio que corta y no calla
Para no escucharlo te pones a llorar.
desesperado pedis por clemencia
Un trago de ron entumece el dolor
Y en ese cocktail, licor de tristeza
Te ahogas como mosca en un tarro de miel.
Te distrae un segundo 2 como mucho,
Pensas que se va si prendes otro pucho,
Pero sigue ahí aunque no lo enfrentes.
La dolencia te enferma, no para y crece.
Los ojos llorosos, ardor cristalino,
Salados rezagos alcanzan tu boca,
Alcohol que te nubla tabaco que encanta
Un sufrir que te quema y buscas ignorar.
De nuevo aparece viejo conocido
Que tira y te estira en tajantes visiones
se va con las nubes pa’ mostrarte el cielo
Que anda sin sol, sin luz, sin un norte.
Y con todo ese frío que su ausencia genera
Te tiemblan los huesos; los labios violeta.
La cara está hinchada, las lágrimas secas
Y ajeno de vida dejas de llorar
Pudor te genera tu cara desierta
Juras que incondicionalmente lo amas
Y en un río de dudas que no desemboca
Sus cauces bifurcan y no te encontrás
Pensas en seguirlo en similar destino
Pero autoinducido como diferente
Pensás en marcharte alto y con gracia
Pero si algo te asusta ese algo es la muerte.
Y así mientras sabanas desertan tu frío,
Te abrazan y envuelven, suave regocijo.
Admiten tu pena, colmada en nostalgia
Cerras bien los ojos pedís no olvidar
Y así te dormis olvidando un momento
Todo ese doler que apuñala tu orgullo
Elegiste vivir, superar, recordar.
Elegiste crecer; Elegiste correcto.