#EscritoresPeruanos #SigloXX
Penetro tu cuerpo tu cuerpo De carne penetro me hundo Entre tu lengua y tu mirada pura Primero con mis ojos Con mi corazón con mis labios
Me gustan los pájaros blancos Me gusta el azúcar la nieve Y la sal de la vida. Me gustan Las noches blancas y la blancura De la luna. Me gusta la leche
Sé perfectamente que mi casa Es una estrella Que se llama vida Y que esa estrella es la tierra Y que después tendre otra casa
Lo que quiero decir Es que no tengo nada que decir Que todo lo que digo Lo digo solamente Solamente lo digo
Sobre los puros valles, eléctricos… Tras las ciudades que un ángel dil… En el cielo, cargado de heces somb… El joven oscuro defiende a la jove… Contemplan allí el verde, arcaico…
Todos los objetos del mundo Son horribles pajarracos Que me acechan por doquier En forma de zapatos llantas Platos rotos bicicletas
Todo lo que sabemos de Javier Es que tiene alas Sabemos que cultiva una magnolia De nombre Ilia Y una antiquísima criatura
Escribo algo algo todavía algo más aún añado palabras pájaros hojas secas viento
center Las aguas amargas Las anguilas y las algas Los árboles antiguos y las alimaña… Amo los armarios y las agujas
Cerebro de la noche, ojo dorado De cascabel que tiemblas en el pin… Yo soy el que llora y escribe en e… Palomas y níveas gradas húndense e… Y ante mi cabeza de sangre pensand…
Desdicha es del presuroso ciervo,… A sus gloriosas astas confinado, El aire que en fruición, lejos del… Es como fruta que el vuelo ha devo… Raudo descendido con azul cuidado,
La masturbación es un caballo blan… Galopando entre el jardín Y el baño de mi casa La masturbación se aprende Mirando y mirando la luna
A pesar de todo lo vivido Y lo soñado mi única corona Es mi pobreza Y mi sangre púrpura y cansada Mi único manto en la vida
Madre nuestra que estás en la aren… Y en el aire del desierto Tú que modelas nuestra vida Y nuestra muerte con la arcilla Y con el fuego de los siglos
Me siento ante mi mesa servida Levanto una cuchara Sobre mi plato que humea Pero no es mi mano que se mueve Ni mi pensamiento ni mi plato