#EscritoresPeruanos #SigloXX
Este taller dorado, señora, Si usted suelta sus cabellos, Su corsé, sus abundantes senos, Arderá. La Muerte vestida, Calavera de viejo sombrero,
Tomar un vaso de agua es una opera… Luminosa. Es comprender de improv… La transparencia del aire Antes de volverse nube Es cubrirse la cara de lágrimas
Maldita noche, el fuego de la luna… El tiempo que se esconde entre las… Los pájaros, el sol que sucede A tu garganta oscura. ¿Es también Tu mano temblorosa la que cruza
Perdió de amor la blanda espina, l… de la esposa y de la rosa en la ti… no da paz al vino y con la zurda r… su purpúrea túnica de león tristez… Dárase al vino y a la guerra con a…
El sol de Londres es como William Que parece tan lejano Y está siempre al alcance De la mano. es como el Támesis Que tranquilamente llega
Cubro tu cuerpo Con una sábana blanca Sobre un lecho sombrío Y el único fulgor que veo Debajo de ella es tu hermosura
Óyeme tierra, así, escribiendo así… En la espesura de pámpanos dormido… Mi pecho frío junto a mis intestin… Se ha cuajado. Mis dedos alhajado… Buscan el Árbol de la Noche, clav…
Excavo en mi dorado Perú Un reino puro y encuentro Una cuchara. Excavo más Y sale el rey con toda su joyería Y la reina mía enterrada
¿Soy yo, arenas giratorias, libres… Firmamento hundido, el que se incl… Y besa su rostro puro entre velos… Mil años dormida junto a un cráneo… De oro, un paño colgado, la he bes…
Veo las líneas de Nazca En la palma de mi mano veo La cola del mono en mi cerebro Y muchas otras líneas Que atraviesan mi pupila
Ya todo se hace velozmente El rocío Se fabrica en un minuto La mirada ya no es necesaria Y en su lugar
En mi mesa muerta, candelabros De oro, platos vacíos, poesía De mis dientes en ruina, poesía De la fruta rosada y el vaso De nadie en la alfombra. Poesía
Después de todo lo que he visto En la vida sigo creyendo Que no hay nada más sencillo Ni más bello Que una botella de vino
Si alguna vez confundes Tu corazón con tu sexo y tu sexo Con un saxofón que llora En una calle oscura O si derramas amor a manos llenas
Puede ser que Dios sea una esfera Tan grande pero tan grande Y a la vez tan pequeña Que nunca podremos verla Ni tocarla. Puede ser también