se abren las flores a la vigilia
se extienden en la sábana
los pliegues del silencio,
los pasos caminan río abajo
se montan en el cauce
de la escalera de mármol
y los límites aguardan en la baranda
por el tacto de alguna mano atenta;
¿quién subió tan temprano?
preguntan los intrusos,
a la par que arrastran su condena
echándola a su suerte
en un rincón de la cocina
donde los trenes proclaman
revolución en la tetera
(hierve el agua de jamaica),
donde un ventanal asoma
su lienzo de mundo
que pinta la calle que barre
los otoños de un hombre despierto.