#EscritoresMexicanos (1925) Biombo
Vuelvo sin mí; pero al partir llev… en mí no sólo cuanto entonces era sino también, recóndita y ligera, esa patria interior que en nadie a… Oigo gemir la aurora que te alaba,
No nos diremos nada. Cerraremos l… Deshojaremos rosas sobre el lecho… y besaré, en el hueco de tus manos… la dulzura del mundo, que se va, c…
Si das un paso más te quedas sola.… En el umbral de un tiempo que no es el tuyo aún y no es ya e… Sobre el primer peldaño de una escalera rápida que nadie
Se nos ha ido la tarde en cantar una canción, en perseguir una nube y en deshojar una flor. Se nos ha ido la noche
Amada, en estos versos que te escr… quisiera que encontraras el color de este pálido cielo pensativo que estoy mirando, al recordar tu… Que sintieras que ya julio se acer…
No has muerto. Has vuelto a mí. L… sepultaron los hombres, no te enci… porque yo soy tu verdadera fosa. Dentro de esta inquietud del alma… que me diste al nacer, sigues en g…
Para escapar de ti no bastan ya peldaños, túneles, aviones, teléfonos o barcos. Todo lo que se va
Como el bosque tiene tanta flor oculta, parece olorosa la luz de la luna. Como el cielo tiene
Regreso, otra vez y pienso... —se piensa siempre, al volver—. Un árbol... un cielo inmenso y un corazón de mujer. ¿Un corazón o una cara?
Huías... pero era en mí y de ti quien huías. ¿Cómo? ¿Adónde? ¿Para qué? Por todo lo que es vial, ascensor, tragaluz, puerto
Con las manos juntas, en la tarde clara, vámonos al bosque de la sien de plata. Bajo los pinares,
México está en mis canciones, México dulce y cruel, que acendra los corazones en finas gotas de miel. Lo tuve siempre presente
Esta impresión de estar vivo ya para el cielo y —no obstante—en la tierra de tu corazón, muerto!...
A través de las frases que dices adivino las que callas como, bajo los versos de un pergamino antiguo, —mal borr… por la mano del monje
Amanecía tu voz tan perezosa, tan blanda, como si el día anterior hubiera llovido sobre tu alma...