Los fascistas
Los fascistas no usan uniforme,
Ni extraen sus mentiras,
Con incompletas verdades.
No destrozan desde tanques,
Lo hacen en la clandestinidad,
De un informe.
Los fascistas no se especializan,
En historia,
En cambio,
Su memoria es corta.
Gritan y analizan,
Queman sus brujas,
Su interés de lúdica,
Confabulación supremacista.
Pero no de las películas,
Ni de premios internacionales,
O de la avaricia,
De vender cristales.
Los fascistas son los que acusan,
Que creen estar con la policía,
Y que la bota jamás los pisa,
Que nunca sus vidas interrumpirían.
Los fascistas duermen de día,
Y planean de noche,
Su oportunista imparcialidad,
Su salida para perpetuar.
Humildad y justicia,
Ante la suciedad,
Gris apatía,
De espiritualidad.
Los fascistas dejaron de ser caricatura,
Panfleto de odio,
Ahora son entorno,
Redes corruptas con ocio.
Esos son los fascistas,
Los que te miran,
Y te acusan,
Si se te ocurre pensar.
O mencionar,
Al menos una ira,
En su bondad.
