es mi cuerpo el que acoge las toxinas
asesinas
y que ahora debe replegarse en retirada
hacia lo profundo
luego de haber probado la montaña con un mordisco.
un alma hermana, manchada como yo
me acompaña
y entre nosotros el contacto es libertad,
disfrutamos del privilegio
de sólo soportar.
aquí dentro no existe el tiempo
aunque este sea el único antídoto posible,
y la curiosidad amenaza con diluirse cada día,
hacerse hilo, hacerse partícula
sin embargo persistimos
y queremos sumergirnos en esa retirada
cual oasis irrepetible
de claridad.