Hector Torres

Algodones de quietud financian la devoción a la fantasía en el regazo del silencio, arrullado por el collage de deseos, segundos de entrega al auge mientras tus ojos cerrados alumbran la noche y allí estaba mis labios acobijando los tuyos, el subconsciente autor de este placer, aquel elogio de tu desnudez, en nuestras venas recorre pasión tacto de erotismo, virtud de mujer que me hace divagar en lo mundano, en nuestros cuerpos arte que eriza la perversión. El suicidio de mis suspiros en tu escote y mi boca recorre las veredas de lo prohibido.




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