Hay algunas que así como comienzan temprano
terminan tarde.
Otras que envían, desde su centro,
nubes
a convencer mi prosa...
Rosadas, hinchadas.
...el viento es frío contra la cara
Sólo tuve dos o tres a esta edad de mirar y no creer;
sólo tuve tres o cuatro, en los veranos, que me importaran.
Y en todas hubo caras amarillas, o anaranjadas.
Muchas acabaron con mis esperanzas;
y otras transcurrieron más en mí que en sí mismas:
cuando da lugar el vacío, el cielo llena los ambientes,
o los rostros.
Hubo una donde pensé que se acababa el mundo.
Pero sólo anochecía.