Carajo,
no me quieres de verdad;
aun-incluso tan legal como el policía de tu barrio;
ni en éste,
carajo,
ni en éste arrabal lejano, de vulgaridades
secretas; no me veas como un proxeneta;
tan sólo
como lo sexual reducido al vómito.
Carajo, carajo y carajo: soy real.
Éste ser que forma luces y sombras:
sombras de conejos,
de perros chinescos,
y graciosos hombres de sombrero
y galera.
Soy aquel,
el grosero;
el gusto a verdad;
a oscuridad que se eleva
a todas luces,
como ángel de mierda,
como poéticas fauces,
carajo,
negras.