Gutierre de Cetina

Mirando cómo va soberbio, airado

Mirando cómo va soberbio, airado,
a pagar su tributo al mar el Reno,
de su propia alma y de su bien ajeno,
Vandalio está cuidoso, recostado
 
a la sombra de un olmo, y descansado
ya de llorar, de mil congojas lleno,
viendo partir de sí el pastor Tirreno,
dijo con un suspiro apasionado:
 
«¡Dichoso tú, tú sólo eres dichoso,
que vuelves do verás tan presto el Tago
y el bien que te hace ir tan presuroso!
 
»Yo, mísero, llorando me deshago
de sólo ver Pisuerga deseoso.
¡Mira cuál es de Amor, Tirreno, el pago!».
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