Envenenada tinta
habla de los mau-maus;
negros de diente y uña,
de antropofagia y tótem.
Gruñe la tinta, cuento,
dice que los mau-maus
mataron a un inglés...
(Aquí en secreto: era
el mismo inglés de kepis
profanador, de rifle
civilizado y remington,
que en el pulmón de África
con golpe seco y firme
clavó su daga-imperio,
de hierro abecedario,
de sífilis, de pólvora,
de money, business, yes.)
Letras de larga tinta
cuentan que los mau-maus
casas de sueño y trópico
británicas tomaron
y a fuego, sangre, muerte,
bajo el asalto bárbaro
cien ingleses cayeron...
(Aquí en secreto: eran
los mismos cien ingleses
a quienes Londres dijo:
—Matad, comed mau-maus;
barred, incendiad Kenya;
que ni un solo kikuyus
viva, y que sus mujeres
por siempre de ceniza
servida vean su mesa
y seco vean su vientre.)
Tinta de largas letras
cuenta que los mau-maus
arrasan como un río
salvaje las cosechas,
envenenan las aguas,
queman las tierras próvidas,
matan toros y ciervos.
(Aquí en secreto: eran
dueños de diez mil chozas,
del árbol, de la lluvia,
del sol, de la montaña,
dueños de la semilla,
del surco, de la nube,
del viento, de la paz...)
Algo sencillo y simple
¡oh inglés de duro kepis!
simple y sencillo: dueños.