La luz de nuestra luna entró a la madrugada como un soplo de música por una ilusión entreabierta. Y sus manos acunaron

El último beso dulce sobre mi sien, sobre los labios abiertos. El último roce de tu índice sobre mi mejilla.

—Después de todo este tiempo, ¿Có… *A ratos floto y a ratos sólo sé l… —Muy bien, me he enamorado. Mi pa… *Me alegro porque te veo feliz. Q… —En los días buenos ¿Qué cosas te…

Veo por mi ventana... Ahora está todo en calma y sonrío, esperando la magia. Se acerca la hora, las motas de colores chocarán

La tarde de amigas hundidas en la arena se suspendió cuando “Esteban el hermoso” llegó a nuestra isla, despertándose entre las piedras. Ataviado como procede a un buen “Esteban”, sus la...

Una hoja de hierba está en mí, est… y se expande gloriosa rompiendo lo… de lo comprensible, de lo real... Una hoja que contiene los secretos… se bambolea con el viento al pasar…

Ya no ungirás tus manos con las diminutas gotas que liberan esos ojos, cuando por dentro se agolpa aquel crujiente dolor.

111 Luna marina, arenas desahogadas, duermo tan sola... 112 Te duermes suave envuelto dentro de mis

Versión 2 Hace años era feliz solo porque ex… desde entonces, tomé el camino equ… Dejé hablar a mi piel, a todas mis… anhelé tu carne y deseo. Busqué tu…

Como sierpe en la maleza me retuerzo, llena de oscuro dolor. Silbo lánguidas dudas, temo por mis deseos y mi voz.

51 –La realidad es inmensa y compleja. Tiene todas las aristas que le son dadas al infinito. Nuestras mentes se atreven con un intento, tantas veces vano, de comprenderla, esquematizarl...

Soledad que me rodeas, eres tú ¡Tú me señalas! Eres miedo en el camino, haces mentira la hazaña. Sal ya tristeza adherida

Y de repente la muerte se hizo presente. Por segunda vez en los últimos tres meses sentí su aroma. Su manto rozarme las piernas. Su sonrisa confiada ante mi estupor. Ella, toda la vida ...

Tú, la amiga paciente, en el lecho acaricias mi cabello y me dejas tus huellas en el rostr… Testigo de la luna, reflejo en el colchón,

Hagamos el amor desde el alma volcada, con los ojos cerrados y los labios abiertos. Juguemos a que no nos conocemos...