Dejé de escribir para ya lograr olvidarte.
Intento soslayar los recuerdos tan volcánicos
que indómitos retornan perennes a mis cielos.
Nubes de fuego rojo y eternos borbotones
del desapego esquivo que tu mirada anida,
quemando mis silencios con negras esperanzas,
en esa oscuridad de miedo y desolación
que brota de tus labios. Simplemente la nada.
Dejé de esperar sueños o albergar más razones.
Mi imagen se refleja sobre el hielo laguna
de tus ojos ausentes. Desierto solitario
donde antes disfrutaba con tus versos.
Ya no estás, más de mí tú no te has ido.