A veces quiero preguntarte cosas, y me intimidas tú con la mirada, y retorno al silencio contagiada del tímido perfume de tus rosas. A veces quise no soñar contigo,

Las cosas, nuestras cosas, les gustan que las quieran; a mi mesa le gusta que yo apoye lo… a la silla le gusta que me siente… a la puerta le gusta que la abra y…

Aunque no nos muriéramos al morirn… le va bien a ese trance la palabra… Muerte es que no nos miren los que… muerte es quedarse solo, mudo y qu… y no poder gritar que sigues vivo.

Cristales de tu ausencia acribilla… que se esparce en la noche por el glacial desierto de mi alco… —Yo quisiera ser ángel y soy loba—… Yo quisiera ser luminosamente tuya

Sobre el césped los árboles me hab… del divino poema del silencio. La noche me sorprende sin sonrisas… revolviendo en mi alma los recuerd…

Se dibuja un redondel con un lápiz o un pincel, con mucho pelo, mucho moño, ojos, cejas y un retoño; nariz chata de alpargata,

Invade el mundo un ¡ay! un ay atroz, y siempre el ¡ay! del ¡ay! es ley… el ¡ay! porque no hay. El ¡ay de mí!

La pata mete la pata La pata desplumada, cua, cua, cua, como es patosa, cua, cua, cua,

Doce cerditos Ocho tetitas tiene mi cerda, ocho tetitas —y orgullosa de ellas.

—Tío Pío, en el cole me han pedido que escriba una poesía a la prima Primavera. ¿Tú quieres que te la lea,

Era un gusano muy sano —nunca tosía— Era un gusano muy sano

Estoy triste... y no sé por qué; he bebido amor, y aún tengo sed. Estoy sola... y no sé por qué quisiera saberlo,

Mirad mi continente contenido brazos, piernas y tronco inmesurad… pequeños son mis pies, chicas mis… hondos mis ojos, bastante bien mis… Tengo un lago debajo de la frente,

Ya no soy la niña amarga que tenía un mar de llanto y alta ortiga por el alma. Ya no soy la niña enferma que al oír risas lloraba;

Soy alta; en la guerra llegué a pesar cuarenta kilos. He estado al borde de la tuberculo… al borde de la cárcel,