Azul refulge en la tarde tras el p… avanza entre las verdes ramas del… verdeguea en los contornos de las… muere en la noche envuelto en suav… Azul que cubre el mar de la tranqu…
Si yo pudiera huir de esta lenta a… si pudiera escapar por los valles… ¡Ay! Si yo pudiera entonar melodí… de la quietud del alma y el retorn… Escribiría en la tarde los versos…
En sueños repito la postrer mirada sobre aquella sombra desaparecida. Camino del huerto de las verdes ra… vuelves la cabeza a través del air… capto la amargura de tus ojos tris…
Buscaría consuelo en el balcón de… jugaría con la esfera del incontro… ajustaría las cuentas sueltas que se esfumaron muy a mi pesar, volvería a recorrer los antiguos c…
En el día soñado se retrasa la noc… la melodía del alba apaga los lame… Volvería a nacer donde el fulgor s… a la luz del candil, mientras susu… Perdido entre la bruma que provoca…
Nostalgia del sol temprano que iluminaba tu cara, recuerdos de aquel verano, resplandor de la mañana. Silueta de tus pasos
Veces de llorar por ti. Caminos para andar sólo. Versos sin alma y sin forma, y tú no estás. Retuerces mi corazón
Tocaba el tamboril. Tú me dijiste sí. Eras una mariposa de risa de abril. Tocaba tu pelo,
Melodías del pasado traspasan el a… ambientes de una guerra perdida y… cuando la rebeldía de los veinte a… perseguía las injusticias del mund… Canciones de aquel tiempo reivindi…
¡Qué pena tan grande fue el que a ti no te encontrara, estando como yo estuve tan cerquita de tu casa! No quisiste abrir la puerta
Cayó el corazón al río cuando amaneció la pena de la ancha luna de otoño en la tibia mañanita de los pesares ocultos.
Hoy sí podrías retomar el tiempo p… Y enfilar desde la esquina hollada… volubles y cándidas primaveras de… Cuando tú eras tú. Y la pureza se podía mantener
Pude ver en la noche la comparsa d… con sus cantos sencillos buscando… del rostro entre las rejas suspira… Noches, benditas noches de inquiet… Mañana de cristal
Me gusta tocar la tierra y amar el sol que se cae, este sol que ya no es sol. Aquí, en la triste penumbra de la tarde,
No sonreímos al alba cuando la niebla acechaba, escondidos tras las alas de los misterios del alma. Debimos abrir la puerta