Toda mi alma, amor, sabe esperarte,
en esta penumbra marchitada,
mientras en mis ojos reside un ambiente de barco cercado por las olas,
y recuerdo el dolor convertido en experiencia.
Quiero llegar a tus tranquilas puestas de sol,
alta melancolía impaciente,
quiero abrazarte en la raíz de toda mi vida,
quiero recordarte en la firme anunciación de mí mismo,
dulcemente bajo la melodía del cielo azul,
tú, lejana,
sin más principio que tu propia transparencia.