A José Hierro
#EscritoresEspañoles
¿Quién dijo que se agotan la curva… el legítimo sonido de la luna sobr… y el perfecto plisado de los élitr… del cine cuando ejerce su tierno p… Registrad mi bolsillo
Sentado en el columpio el ángelus dormita Enmudecen los astros y los frutos Y los hombres heridos pasean sus surtidores
Mar de mi costa, mar, mar, mar, ma… No me canso de nombrarte. Tu nombre eres tú mismo. Cantas y ruges, te hundes y te alz… me creas tú, me forjas, mar martil…
Habrá un silencio verde todo hecho de guitarras destrenzad… La guitarra es un pozo con viento en vez de agua
Giralda en prisma puro de Sevilla… nivelada del plomo y de la estrell… molde en engaste azul, torre sin m… palma de arquitectura sin semilla. Si su espejo la brisa enfrente bri…
Agua verde, verde, verde, agua encantada del Júcar, verde del pinar serrano que casi te vio en la cuna —bosques de san sebastianes
El vasto mar es el protagonista. Ya es la noche señora y apenas en las lindes de occident… se esfuma vaga claridad borrosa. Las estrellas se encienden allá ar…
A caballo en el quicio del mundo un soñador jugaba al sí y al no Las lluvias de colores emigraban al país de los amores Bandadas de flores
Un día y otro día y otro día. No verte. Poderte ver, saber que andas tan c… que es probable el milagro de la s… No verte.
Albert Samain diría Vallejo dice Gerardo Diego enmudecido dirá mañ… y por una sola vez Piedra de estup… y madera dulce de establo querido… hermano en la persecución gemela d…
Nunca me cansaría de mirarte, agua de oro, lámina de oro, ondeante pendòn con flecos de oro mojándose en el negro azul bahía. El Reina del Pacífico
El mantel ji… es mi estandarte y el licor del poniente da su reflejo al arte Yo prefiero el mar cerrado
Isla mártir, cautiva y soñadora de azules polinesias y reflejos, fondeada entre Helechas y Pontejo… a la materna sombra bienhechora, tumbada, de la reina: nadie mora
Era el mes que aplicaba sus teoría… cada vez que un amor nacía en torn… cediendo dócil peso y calorías cuando por caridad ya para adorno en beneficio de esos amadores
El ciego azar del mar martilleando… cincelando, besando la pasiva dureza de la roca fue logrando una escultura viva y transitiva. Y la roca que al arpa jamás cede