Baños flotantes: poeta que os cante,
quien os pinte y evoque.
entre ya en el infierno con el Dante.
Mañanitas de agosto por San Roque,
las frescas mañanitas.
Y el arca allí, esperando a quien le toque.
—Mi niño, ¿por qué lloras, por qué gritas?
Entra, no tengas miedo—.
Y a rastras piso las tablas malditas.
Húmeda oscuridad. Tiembla el denuedo
al bajar la escalera.
Gradas en agua negra y verde enredo.
Hiélase el pie flotante en la primera,
y al sondar la segunda,
pierna con muslo se suplida entera.
Vientre, cintura, pecho. Ya me inunda
los hombros la marea.
Oh frío de Satán, machina inmunda.
Y arriba, afuera, cálida, rotunda,
la luz del sol triunfa y centellea.