#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX
¡Pobre amigo!, yo nunca supe de tu semblante ni tu voz; sólo tus versos me contaron que en tu lírico corazón la paloma de los veinte años
¡Noel, el de la noche del prodigio… Noel de barbas caudalosas, Noel de las sorpresas delicadas y las sandalias sigilosas! Esta noche te dejo mi calzado
Corderito mío, suavidad callada: mi pecho es tu gruta de musgo afelpada. Carnecita blanca,
Mi madre era pequeñita como la menta o la hierba; apenas echaba sombra sobre las cosas, apenas, y la Tierra la quería
Ganas tengo de cantar, sin razón de mi algarada: ni vivo en la tierra de donde es la palma, Ni la madre mía
Me acuerdo de tu rostro que se fij… mujer de saya azul y de tostada fr… que en mi niñez y sobre mi tierra… vi abrir el surco negro en un abri… Alzaba en la taberna, honda, la co…
En el sueño yo no tenía padre ni madre, gozos ni duelos, no era mío ni el tesoro que he de velar hasta el alba, edad ni nombre llevaba,
Te traje por andurriales, dejando a la bien querida, la Madre y Señora Ruta, madre tuya y madre mía. Ahora que hagas paciencia,
El papagayo verde y amarillo, el papagayo verde y azafrán, me dijo «fea» con su habla gangosa y con su pico que es de Satanás. Yo no soy fea, que si fuese fea,
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tuyo mi cuerpo
–“En esa cueva nos nació, y como nadie pensaría, nació desnuda y pequeñita como el pobre pichón de cría. ¡Tan entero que estaba el mundo!,
Panameño, panameño, panameño de mi vida, yo quiero que tú me lleves al tambor de la alegría. De una parte mar de espejos,
Duerme, duerme, dueño mío, sin zozobra, sin temor, aunque no se duerma mi alma, aunque no descanse yo. Duerme, duerme y en la noche
Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos… Y dirías: «No puedo
En el medio del llano, un árbol seco su blasfemia alarga; un árbol blanco, roto y mordido de llagas, en el que el viento, vuelto