#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1938 #Tala
La mujer que no mece a un hijo en… cuyo calor y aroma alcance a sus e… tiene una laxitud de mundo entre l… todo su corazòn congoja inmensa ba… El lirio le recuerda unas sienes d…
La isla celebra fiesta de la niña. El Trópico es como Dios absoluto y en esos soles se muere o se salv… Anda el café como un alma vehement… en venas anda, de valle o montaña
En el sueño yo no tenía padre ni madre, gozos ni duelos, no era mío ni el tesoro que he de velar hasta el alba, edad ni nombre llevaba,
Caperucita Roja visitará a la abu… que en el poblado próximo sufre de… Caperucita Roja, la de los rizos… tiene el corazoncito tierno como u… A las primeras luces ya se ha pues…
Y ella no está y por más que hay s… es la verdad que soy más pobre que… Aunque en Febrero esponjándose la… el sol es menos sol y menos luz la… Era la mansa, la silenciosa, la es…
La sal cogida de la duna, gaviota viva de ala fresca, desde su cuenco de blancura, me busca y vuelve su cabeza. Yo voy y vengo por la casa
No creo, no, en que he de perderme tras la muerte. ¿Para qué me habrías henchido tú, si había de ser vaciada y quedar como las cañas exprimida? ¿Para qué derramarías la luz cada mañana ...
Flor, flor de la raza mía, Sombra… ¡qué dulce y terrible tu evocación… El perfil de éxtasis, llama la sil… las sienes de nardo, l’habla de ca… Cabellera luenga de cálido manto,
Si me dais una estrella, y me la abandonáis, desnuda ella entre la mano, no sabré cerrarla por defender mi nacida alegría. Yo vengo de una tierra
Romped la marcha de hierbas que la hierba no rompéis; la muy amante retorna y la danzáis otra vez. Romped cebadas y trébol
¿Y nunca, nunca más, ni en noches… de temblor de astros, ni en las al… vírgenes, ni en las tardes inmolad… ¿Al margen de ningún sendero pálid… que ciñe el campo, al margen de ni…
En donde Chile cansado por fin de rutas y espacio quiere morir como todos, gacela, coyote o ganso, él empecinado aún
Verano, verano rey, obrero de mano ardiente, sé para los segadores ¡dueño de hornos! más clemente. Inclinados sobre el oro
Salto del Laja, viejo tumulto, hervor de las flechas indias, despeño de belfos vivos, majador de tus orillas. Avientas las rocas, rompes
Le he encontrado en el sendero. No turbó su ensueño el agua ni se abrieron más las rosas; abrió el asombro mi alma. ¡Y una pobre mujer tiene